Terapia para tratar la Depresión
La depresión se encuentra asociada con una serie de síntomas o comportamientos que son considerados negativos: estado de ánimo bajo, falta de energía, disminución del apetito, incapacidad para dormir, exceso de sueño, incapacidad para tomar decisiones, etc.
Sin embargo, estos elementos son simplemente reacciones que pueden tener lugar ante una situación depresiva, no teniendo que producirse siempre necesariamente y pudiendo ser contradictorios en muchas ocasiones.
Realmente, una depresión es explicada por aquella situación que experimenta una persona en la que nada de lo que hace tiene consecuencias gratificantes o agradables para sí misma. Es decir, la depresión tiene lugar cuando, generalmente tras la ocurrencia de un suceso bastante negativo, la persona comienza a sentir que nada de lo que hace merece la pena, perdiendo el sentido que antes si tenía.
Desde el enfoque con el que trabajo, en este tipo de casos, la labor terapéutica estará centrada en conseguir que la persona pueda identificar aquello que le resulta realmente valioso e importante para su vida y, a partir de ahí, que comience, progresivamente, a actuar en esa dirección. De este modo, el objetivo es que la persona empiece a ver cómo el hecho de cambiar las cosas que hace, a largo plazo, acabará produciendo una mejora considerable de su estado de ánimo, reduciéndose los síntomas antes comentados. Por otra parte, en caso de ser necesario, se trabajará también para que la persona sea capaz de gestionar los pensamientos y emociones que le resultan desagradables para que pueda actuar en dirección a lo que le importa, sin que dichos elementos sean un impedimento.